martes, 11 de octubre de 2011

TENER UN PLAN



El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va. 
Antoine de Saint-Exupery 

He conocido a muy pocas personas que tienen un “Plan de Vida”. Yo creo que, el tiempo corre tan aprisa que pocas veces tenemos momentos para reflexionar: ¿¡PARA DÓNDE VOY?! 
Cuando no tenemos claros nuestros objetivos, o los vamos improvisando en el camino, corremos el riesgo de que la vida lleve las riendas de nuestro futuro, en vez de que nosotros lo dirijamos hacia las metas que queremos alcanzar. 
A los 18 años, francamente, estamos muy inmaduros como para saber qué queremos hacer el resto de nuestras vidas. No hemos conocido el mundo y no sabemos cuántas oportunidades puede ofrecernos, mucho menos dónde y cómo encontrarlas. 
Lo triste es que muchas personas de 30, 40, 50… siguen sin saber a dónde van; y no saben porque nunca se lo preguntaron. Simplemente han ido “sacando al buey de la barranca” hasta que tomar una decisión se convierte en una política de escoger el “mal menor” en vez de luchar y alcanzar el “bien mayor”. 

Tener un Plan de Vida, realmente ayuda a que proyectes y encamines tu futuro hacia metas sólidas. Puede ser que en el trayecto tengas que desviarte un poco, pero siempre sabrás dónde está el camino y cómo regresar a él, o con suerte, ese desvío te abra oportunidades nuevas y más grandes en las que tengas que redefinir el plan, pero no vayas nunca sin rumbo. 

Para hacer un Plan de Vida, te recomiendo que sigas estos pasos: 
1) Conocer tus fortalezas y debilidades. Cuando defines estas áreas, te conoces a ti mismo con mayor profundidad y podrás elaborar un plan en el que adaptes esto para obtener resultados más rápidos, emocionantes y nutritivos. 
2) Encontrar cómo exponenciar tus virtudes y reducir tus defectos. Esto puede ser a través de pequeños retos, actividades o capacitaciones que te hagan crecer en lo profesional y en lo humano. 
3) Comprometerte con una meta ambiciosa. Identificar hacia dónde quieres crecer y cuál sería el camino opuesto a ese crecimiento (para alejarte de ahí lo más posible). 
4) Definir objetivos y convertirlos en metas. Comparar entre el lugar al que quieres llegar y donde estás en este momento. Imagina cada reto como escalones y describe qué pasos necesitas hacer para llegar al punto que estableciste como “La Meta”. 
5) Ponte una fecha límite para cada objetivo. No permitas que nada te distraiga y establece un tiempo prudente para que no pierdas el ritmo. En cuanto lo alcances, disfruta el logro y empieza a dirigirte hacia el siguiente objetivo. Cuando llegues a “La Meta” plantea una nueva. 

Todo esto parece fácil, pero no lo es, por eso es tan satisfactorio lograrlo. 
Los invito a compartir qué metas han alcanzado, cómo lo lograron y qué objetivos establecieron. Ojalá que estas anécdotas le ayuden a alguien que quiera experimentar esta idea. 
¡Saludos, y éxito en todos sus proyectos!